César Montes, Johan Vásquez e Igor Lichnovsky: por qué Cruz Azul debería ir por alguno de estos defensores
En la búsqueda de un zaguero central, La Máquina tiene varios perfiles para mirar.
En la búsqueda de un zaguero central, La Máquina tiene varios perfiles para mirar.
Cruz Azul entra al Torneo Clausura 2026 con una verdad incómoda sobre la mesa: puede cambiar esquemas, nombres y discursos, pero mientras la defensa no dé certezas, el techo competitivo seguirá siendo bajo. La Máquina ha demostrado que puede competir en tramos, pero también que cualquier desajuste atrás se convierte en una herida abierta. Y cuando un equipo se repite en ese error, el problema deja de ser circunstancial y pasa a ser estructural.
Por eso, pensar el próximo mercado sin reforzar la zaga sería insistir en una apuesta que ya fracasó. No alcanza con rotar ni con esperar que el funcionamiento maquille falencias individuales. Cruz Azul necesita perfiles probados, con carácter y lectura de partidos grandes. Y cuando se mira el mapa de opciones posibles, hay tres nombres que encajan demasiado bien como para ignorarlos. Cada uno, por distintos motivos, apunta a resolver un déficit puntual que hoy condiciona todo lo demás.
César Montes, jerarquía europea para ordenar desde atrás
Hablar de César Montes es hablar de jerarquía inmediata. Su recorrido en Europa no solo le dio roce internacional, sino algo más difícil de adquirir: temple competitivo. Montes entiende cuándo acelerar, cuándo enfriar y, sobre todo, cómo ordenar a los que tiene alrededor. Ese liderazgo defensivo es justamente lo que Cruz Azul perdió en los momentos decisivos del último año.
Además, su presencia modifica el comportamiento del equipo completo. Con un central confiable, el bloque se adelanta, el mediocampo se libera y los laterales se proyectan con menos miedo. No es solo defender mejor: es jugar distinto desde la seguridad. Y cuando un fichaje puede cambiar el ecosistema entero, la pregunta deja de ser si vale la pena y pasa a ser cuánto tiempo más se puede esperar.
Johan Vásquez, el central moderno que pide el juego actual
Si Montes representa orden, Johan Vásquez simboliza evolución. También con recorrido europeo, el zurdo combina agresividad, lectura y salida limpia, tres cualidades indispensables para un equipo que quiere dominar desde la posesión. Vásquez no espera el error: lo provoca. Anticipa, achica y juega lejos de su arco sin perder criterio.
Su impacto va más allá del quite. Eleva la intensidad colectiva y obliga al equipo a sostener concentración constante. Con él, la defensa deja de retroceder por reflejo y empieza a defender hacia adelante. Y cuando eso ocurre, el margen de error se reduce drásticamente. Pero sumar un central así no solo resuelve el presente: marca el estándar defensivo que el proyecto necesita hacia adelante.
Igor Lichnovsky, una salida realista y con contexto inmediato
El caso de Igor Lichnovsky apunta a otro frente igual de necesario: la inmediatez. André Jardine no lo tendría en cuenta en América, lo que abre una puerta de mercado concreta. Y a diferencia de otras apuestas, el chileno ya conoce Cruz Azul, ya vivió el club y sabe lo que implica ponerse esa camiseta bajo presión.
Su experiencia en la Liga MX, sumada a ese conocimiento interno, elimina tiempos de adaptación. Lichnovsky entiende los ritmos, los arbitrajes y los partidos trabados donde el oficio pesa más que el brillo. Es un defensor que sabe sufrir sin desordenarse. Y en torneos cortos, esa virtud suele valer puntos que no aparecen en las estadísticas, pero sí en la tabla.
Una decisión que define algo más que una línea defensiva
Montes, Vásquez y Lichnovsky no son nombres al azar: representan tres caminos complementarios hacia la solidez. Jerarquía europea, modernidad táctica y experiencia inmediata. Cruz Azul no necesita elegir uno por descarte, sino definir qué tipo de equipo quiere ser cuando el margen se achica. Porque al final, los proyectos no se caen por falta de goles espectaculares, sino por errores repetidos que nunca se corrigen. Y si el Clausura 2026 quiere ser algo más que otra oportunidad desperdiciada, la primera respuesta tiene que llegar desde el fondo